El amplio campo de transparencia de datos y análisis, índices y métricas de medición, el uso de tecnología, y visualización de datos e infografías constituye una estrategia central de las OSC que buscan recopilar, comprender y difundir información sobre la captura corporativa para exponer el fenómeno e involucrar a los actores gubernamentales y empresariales para ponerle fin.
El Índice Global de Captura del Estado, desarrollado por Daniel Kaufmann, pretende medir la captura del Estado en 172 países a lo largo de tres décadas, evaluando el estado de derecho, los procesos políticos y el entorno que facilita la captura. Los puntajes del Índice nos permiten hacer comparaciones con los resultados de otras herramientas que miden la corrupción, por ejemplo, distinguiendo claramente el fenómeno de la captura del Estado.
En mayo de 2023, un pequeño grupo de académicos y profesionales de datos contra la corrupción, dirigido por Elizabeth David-Barrett, se reunió para planificar un nuevo índice que midiera de manera más efectiva la captura del Estado. Un año después, Daniel Kaufmann publicó State Capture Matters: Considerations and empirics toward a worldwide measure, un artículo de investigación con los resultados de ese desarrollo y su aplicación empírica.
En el documento Kaufmann, el “padrino” de la captura del Estado, narra cómo en el contexto de las reformas de Mikhail Gorbachev en la Unión Soviética fue requerida la asistencia técnica del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (siendo Kaufmann el encargado de la misión del Banco en Kiev). Al llegar, se encontró no sólo con un sistema que funcionaba con base en sobornos para todo tipo de trámites, sino también con “corrupción oligárquica”, en donde una poderosa élite privada ejercía una influencia indebida sobre políticos y gobiernos de países que transitaban a la democracia (como Ucrania, Rusia y otros Estados postsoviéticos).
Poco después, gracias al auge de los estudios académicos sobre corrupción, en el año 2000, Kaufmann junto con Joel Hellman y Geraint Jones propusieron una variante particular de la intersección entre la gran corrupción y el poder indebido de influyentes actores no estatales, a la cual nombraron “captura del Estado”. En ese momento, la captura del Estado fue vista como “un fenómeno en el que actores no estatales poderosos fueron capaces de moldear las reglas sociales (públicas) del juego para su beneficio privado, en contraste con las nociones convencionales y en gran medida transaccionales de la corrupción administrativa o burocrática, donde los actores manipulan la implementación de las reglas del juego establecidas para su beneficio”.
Con el paso del tiempo, el concepto ha evolucionado para incluir también a actores estatales (como políticos, funcionarios y partidos, no únicamente a poderosas empresas privadas) como captores. Además, se han detallado mejor los posibles objetos de la captura (instituciones, políticas, regulaciones y leyes) y se ha añadido énfasis en los procesos que resultan en ella. Finalmente, la evolución del trabajo sobre captura del Estado se ha expandido geográficamentemás allá de un grupo limitado de economías en transición, a lo que se suma una expansión disciplinaria hacia el campo de las políticas públicasaplicadas.
Kaufmann hace un recuento de las contribuciones anteriores que buscaban medir la captura del Estado: la Business Environment and Enterprise Performance Survey(BEEPS) de 1999, diseñada para medir a nivel de empresa las experiencias con respecto a la captura del Estado en economías postsocialistas de 21 países de Europa central y oriental. Otra fuente de datos fue la Enterprise Opinion Survey del Global Competitiveness Report (GCR), elaborado por el Foro Económico Mundial, que contenía una muestra de países más amplia que el BEEPS —7,000 empresas encuestadas en más de 100 países—, lo que permitió desarrollar proxies básicos de la captura del Estado y la influencia indebida. Sin embargo, la encuesta contenía pocas preguntas sobre captura, las cuales fueron eventualmente suprimidas en ediciones posteriores. Kaufmann también menciona otros esfuerzos por medir la captura del Estado a través de las conexiones políticas de las empresas, así como el State Capture Assessment Diagnostics (SCAD) desarrollado por el Centre for the Study of Democracy en Bulgaria.
El Índice Global de Captura del Estadoque propone Kaufmann busca medir el fenómeno con una amplia cobertura en espacio, tiempo y temas.Por lo tanto, este enfoque cubre 172 países a lo largo de casi 30 años (1996-2022), evaluando distintas dimensiones de la captura del Estado. Medir la captura importa porquesus costos sociales son mucho mayoresque los de formas convencionales de corrupción yno se limitan al ámbito económico, sino que abarcan también el estado de derecho, la democracia, la seguridad, los derechos humanos y la rendición de cuentas,beneficiando a un puñado de poderosos al tiempo que aumenta la desigualdad y división sociales. Para demostrar que captura y corrupción son diferentes,se comparan los resultados de las mediciones de ambos fenómenos.
El Índice Global de Captura del Estadotiene trescomponentes:
1. Estado de derecho
2. Política y políticas
3. Entorno facilitador de la captura
Los primeros dos se nutren de un conjunto de variables de la base de datos Varieties of Democracy (V-Dem). El tercero hace lo propio con proxies de los Worldwide Governance Indicators (WGI) para la gobernanza nacional y del World Inequality Dataset (WID) para la desigualdad.
Al comparar los resultados del Índice de Captura del Estado con el indicador de Control de Corrupción del WGI, Kaufmann nota que la puntuación de la captura del Estado suele ser más alta en países de altos ingresos que regularmente tienen bajos puntajes de corrupción;sin embargo, esta proposición debe ser matizada y analizada para cada país en concreto. En cambio, en países de América Latina y el Caribe, así como del África subsahariana, la captura del Estado presenta un puntaje menor que el de la corrupción.El Índice de Captura del Estado también permite medir las variaciones en el puntaje de un país a lo largo del tiempo. Por ejemplo, mientras que países como EEUU y Chile muestran una tendencia a la alza en su puntaje de captura del Estado, otros como Uruguay y Noruega presentan una tendencia a la baja en el mismo periodo. No obstante, los cambios a lo largo del tiempo pueden presentar múltiples formas que incluyen avances y retrocesos.
Si bien el desarrollo de Kaufmann mejorar la medición de la captura del Estado, él mismo reconoce que el Índice puede refinarse con fuentes de datos más precisas y adecuadas para hacer los cálculos, sin dejar de lado la necesidad de elaborar diagnósticos específicos a nivel nacional. Finalmente, debe profundizarse en el estudio de la relación entre captura del Estado, por un lado, y el desarrollo y nivel de ingresos de cada país, por otro.
Aunque el Índice representa un avance significativo,lo ideal sería contar uno que midiera específicamente la captura corporativa del Estado en tiempo real.Se trata de colocar el foco en el actor (la élite económica, en este caso) que lleva a cabo la captura. Es decir,necesitamos indicadores más precisos sobre la manera en que las empresas consiguen influir y distorsionar el interés público.En este sentido, una combinación entre el Índice Global de Captura del Estado y el SCAD de SceMaps podría ser un buen comienzo. Además, el progreso reciente de la ciencia de datos también podría ser de utilidad al momento de obtener y procesar grandes cantidades de información para seguir el pulso continuo de la captura corporativa a nivel nacional y global.