Situado geográficamente entre Asia Oriental, Asia Meridional y el Medio Oriente, por un lado, y Europa Occidental y Oriental, por el otro, Azerbaiyán ocupa un punto estratégico en la transición energética.
Además de concentrar algunos de los proyectos de oleoductos más importantes que abarcan casi la mitad del globo, el país también es productor de hidrocarburos y energía renovable. En otras palabras,la transición energética y Azerbaiyán están inexorablemente vinculados.Como si eso no fuera suficiente, Azerbaiyán —un Estado sinónimo de corrupción— es responsable de lalimpieza étnica de la comunidad armenia,que alcanzó su punto más bajo en septiembre de 2023, cuando prácticamente toda la población armenia en el oeste de Azerbaiyán fue asesinada o desplazada forzosamente hacia Armenia territorial, lo que llevó a los analistas a considerar esto un acto de genocidio.
En 1994, Azerbaiyán y el importante conglomerado de hidrocarburosBritish Petroleum(BP) firmaron un acuerdo de 30 años para desarrollar campos petrolíferos en el Mar Caspio. Desde entonces, como el mayor inversor extranjero del país, BP y Azerbaiyán han ampliado su relación. En el contexto de la guerra rusa contra Ucrania y la crisis energética europea, ambas partes acordaron construir una enorme planta de energía solar en Jabrayil, parte de la región de Nagorno-Karabaj donde la población armenia ha sido desplazada.Su objetivo es transformar la zona de conflicto en una región productora de energía verde.
El elemento preocupante de captura corporativa concierne al papel de BP. Aparentemente, es un aliado del Gobierno de Azerbaiyán en lo que respecta a la producción de energía y al compromiso mucho más reciente con un futuro neutro en carbono; sin embargo, al mismo tiempo, su presencia y acuerdos económicos legitiman efectivamente la limpieza étnica. Además, el tan mencionado proyecto solar es una forma delavado verde de imagen(o greenwashing), ya que tanto distrae de los compromisos profundos y a largo plazo de las principales empresas petroleras y gasíferas como del Gobierno en cuanto a los combustibles fósiles, como desvía la atención del conflicto regional.
Específicamente, la estrecha colaboración entre el presidente del país,Ilham Aliyev,su familia y BP ha generado escrutinio. Para el movimiento de rendición de cuentas corporativas, que en gran medida no ha prestado atención al conflicto, dos preocupaciones principales deberían ser que la captura corporativa del Estado se ha convertido en el modelo de negocio predeterminado en Azerbaiyán y que tanto BP como el Gobierno han ignorado los principios básicos empresariales y humanos de protección, diligencia debida y remedio.Este caso ilustra varios aspectos de la captura: captura narrativa, macro-crimen y flujos financieros ilícitos, desvío de recursos y lavado verde de imagen.