La propiedad corporativa en general plantea brechas importantes en lo que respecta a abordar la captura corporativa. Los derechos de propiedad, el secreto bancario y fiduciario, la banca e incorporación offshore, lagunas fiscales, compañías de responsabilidad limitada, otras formas de capital privado y la opacidad de la propiedad real son algunos de los desafíos que nos impiden responder a una pregunta clave: ¿Quién se beneficia? Si la captura corporativa del Estado está destinada a beneficiar intereses privados, entonces, ¿de qué intereses estamos hablando?
De acuerdo con PODER (México), son numerosos los desafíos presentados por la propiedad corporativa compleja y la opacidad de la propiedad real. “Al analizar grandes corporativos, especialmente aquellos con actividades en más de un país, es común enfrentarse con esquemas complejos de propiedad empresarial, compuestas por numerosos vehículos corporativos con objetos sociales distintos, frecuentemente incorporados en más de una jurisdicción (o país). Aun cuando las empresas son públicas (o cotizan sus acciones en bolsa) y están basadas en un país con altos estándares de transparencia empresarial, es difícil identificar todas las empresas (o subsidiarias) que forman parte y son controladas por la empresa tenedora, la cual es la empresa obligada de presentar información consolidada de las operaciones del grupo. (…) Los esquemas complejos de propiedad empresarial son cada vez más comunes, no sólo para poder operar en múltiples jurisdicciones, sino también para reducir las obligaciones fiscales de un grupo corporativo y/o limitar el riesgo y la responsabilidad (ambiental, social, en derechos humanos) de la inversión en un proyecto o activo específico. (…) Es importante señalar que incorporar una estructura corporativa compleja no es ilegal. Sin embargo, el velo corporativo y las jurisdicciones con laxas regulaciones pueden ser aprovechados por ciertos actores con el fin específico de esconder, mediante numerosas capas de propiedad, a quienes controlan o se benefician de una empresa.”
Gracias a una filtración masiva, losPanama Papersdestaparon paraísos fiscales en todo el mundo. “Los datos filtrados cubren casi 40 años (…). Permiten una mirada nunca antes vista dentro del mundo offshore, ofreciendo una visión día a día, década a década, de cómo el dinero oscuro fluye a través del sistema financiero global, fomentando el crimen y despojando a las haciendas públicas nacionales de ingresos fiscales. La mayoría de los servicios que ofrece la industria offshore son legales si son utilizados por personas que respetan la ley. Pero los documentos muestran que los bancos, bufetes de abogados y otros actores offshore a menudo no han seguido los requisitos legales para asegurarse que sus clientes no estén involucrados en actividades criminales, evasión fiscal o corrupción política. En algunos casos, los archivos muestran que los intermediarios offshore se han protegido a sí mismos y a sus clientes al ocultar transacciones sospechosas o al manipular registros oficiales.”
En gran parte, gracias a los Panama Papers, ahora comprendemos mejor la propiedad corporativa, los beneficiarios reales, quién se beneficia y cómo.Dicho esto, las 214,488 empresas fantasma y otras entidades offshore mencionadas en las filtraciones son tan solo una fracción de las corporaciones en todo el mundo. Un problema de esta magnitud plantea enormes desafíos para identificar empresas, ni qué decir de sus propietarios. Aunque laComisión de Valores y Bolsa de los Estados Unidosidentifica a los propietarios reales como aquellos inversores que poseen el 5% o más de una empresa, se sigue perdiendo la imagen más amplia: ¿quiénes son los individuos físicos, los propietarios reales, que poseen cualquier empresa en particular?
Varias organizaciones, incluidas Open Ownership, Transparencia Internacional y la Iniciativa de Transparencia en la Industria Extractiva (EITI), colaboran con docenas de gobiernos en todo el mundo para implementar reformas sobre la propiedad real, incluidas nuevas leyes y registros para divulgar a los verdaderos propietarios de las empresas. Este proceso es lento. Alrededor de 79 países tienen leyes de registro de propiedad real. Sin embargo, solo un pequeño subconjunto, quizás 15 como máximo, implementa registros efectivos y transparentes.