La tributación, o más a menudo la ausencia de la misma, es un desafío recurrente en diferentes manifestaciones de la captura corporativa.
Ya sea en los Papeles de Panamá donde se expuso el uso de paraísos fiscales para evitar el pago de impuestos, los esfuerzos de reforma para revelar a los beneficiarios reales detrás de las empresas, la captura narrativa por parte de las corporaciones para evitar y reducir la tributación, o los esfuerzos de cabildeo y electorales de las empresas para promover legislación favorable y políticos, los problemas fiscales son abundantes.
Las preocupaciones más profundas, por supuesto, son dobles. Por un lado, ¿cómo puede un Estado proporcionar adecuadamente protección social y bienestar con arcas reducidas? Por otro lado, si las personas trabajadoras pagan sus impuestos, pero las personas ricas y las corporaciones no lo hacen, esto solo exacerba la desigualdad.
Un estudio de Oxfam Internacional y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) aborda esta dualidad. Las políticas de desigualdad implementadas en América Latina, por ejemplo, como el aumento de salarios, el empleo, la redistribución de la riqueza, la educación y la protección social, han demostrado su eficacia, pero la decisión sobre su implementación ocurre en espacios de asimetría de poder donde, “a menudo, son las élites, aquellos actores que concentran el poder para influir en el proceso político, los que impregnan las políticas resultantes”. Esto se conoce como captura del Estado.
De acuerdo con Oxfam y CLACSO: “Varios estudios realizados prueban que la política fiscal en América Latina y el Caribe, es una política desaprovechada para reducir la desigualdad y la pobreza. Incluso, a veces llega a aumentarlas. (…) mecanismos como las transferencias directas en efectivo, el impuesto sobre la renta y las cotizaciones a la seguridad social reducen la desigualdad de ingresos de mercado un 36%; en la región solo se reducen un 6%”. En este punto afirman que “Solo un Estado capturado por los intereses de ciertas élites puede impulsar políticas fiscales que aumentan la pobreza”.
Otro desafío resultante de la captura corporativa del Estado es el arbitraje y la evasión fiscal, o “la práctica de obtener ganancias a partir de las diferencias que surgen de las formas en que se gravan varios tipos de ingresos, ganancias de capital y transacciones. La complejidad de los códigos fiscales de muchos países permite a las personas buscar lagunas legales o reestructurar sus transacciones de tal manera que puedan pagar la menor cantidad de impuestos”. No hace falta ir muy lejos para buscar ejemplos: Apple, Google, Starbucks, HSBC, Barclays, Shell, Unilever, etc.
Los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) buscan prevenir la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios (EBTB) por parte de las corporaciones multinacionales a través del Enfoque de Dos Pilares para Abordar los Desafíos Fiscales Derivados de la Digitalización de la Economía. Sin embargo, las negociaciones son lentas y la implementación es desigual. Un desafío concomitante son las ganancias extraordinarias récord, especialmente en los sectores farmacéutico, energético y de tecnología. De manera similar, los países de la OCDE buscan imponer impuestos adicionales sobre las ganancias extraordinarias, especialmente en la Unión Europea. Sin embargo, las estrategias de arbitraje y evasión, así como un fuerte lobby corporativo, obstaculizan los efectos deseados de dicho impuesto.